La localidad presenta una serie de referentes turísticos y culturales con fuertes matices históricos, uno de estos referentes se remonta a tiempos lejanos, como es la tradición alfarera, conocida dicha actividad desde mucho antes del inicio de nuestra Era. Contó Lebrija con más de 15 alfarerías a principios del siglo XX e incluso existen restos de piezas de nuestros antiguos alfares en la ciudad de Roma. 

De la Lebrija Romana se puede admirar un trocito de su esencia en su callejero y en el yacimiento Casa de la Juventud (Antigua Cilla del Cabildo). 

Lebrija ha sido a lo largo de su historia, escenario ininterrumpido de asentamientos humanos lo que
la caracteriza como uno de los lugares más interesantes de la Baja Andalucía, desde el punto de vista
arqueológico y etnográfico.
Debido a ello, puede afirmarse que el conjunto del Cerro del Castillo es un inmenso montículo
artificial producido por los sucesivos asentamientos que han elevado la cota original del terreno.

Lebrija posee dos edificios de gran importancia para entender el arte mudéjar de la Baja Andalucía, como son la Ermita del Castillo y Santa María de la Oliva. La ermita con dos tallas del siglo XIV, siendo una de estas piezas de gran valor la Patrona de la localidad, la Virgen del Castillo. Y la Iglesia de la Oliva, iglesia mayor con un retablo de Alonso Cano que alberga a la virgen de la Oliva, pieza fundamental del Barroco español. Además de la singular arquitectura que muestra esta iglesia cuenta con una Sacristía realizada por Hernán Ruiz II (arquitecto de la Giralda) que alberga un pequeño museo de Arte Sacro.

Cuenta Lebrija con numerosas iglesias, ermitas y capillas que albergan grandes tallas del período renacentista y barroco, como el Cristo de la Veracruz o el crucificado de la Buena Muerte. Estas tallas hacen que Lebrija cuente con una interesantísima Semana Santa, y además albergue dentro de sus iglesias un amplio repertorio de retablos de singular estética, como la riqueza artística y documental que posee el Monasterio de la Purísima Concepción, con 500 años de historia.

El Castillo: Fue edificado en el siglo IX,  por Suleman Ben Abdemalek, magnate de Sidonia y, posteriormente, fue concedido por Alfonso X al Cabildo de Sevilla.
Acabada la Reconquista desapareció su finalidad primordial, la defensa contra los musulmanes, y cayó pronto en el mayor abandono, llegándose a producir los primeros derrumbamientos a comienzos del siglo XVII. Bastantes sillares, ladrillos y argamasones se aprovecharon para la obra de la torre del templo parroquial. En 1783 se barrenó con pólvora parte de la muralla del ala meridional, que amenazaba ruina, y en 1785 se desplomó el arco de la plaza de armas, situado al final de la rampa de entrada. La última noticia del desmantelamiento del castillo es la relacionada en el acta del cabildo de 16 de octubre de 1873 en la que se dio cuenta de que la torre del homenaje….

Iglesia de Nuestra Señora de la Oliva: Fue construida en tiempos de Alfonso X el Sabio y ampliada con algunas reformas durante los siglos XV, XVI y XVIII. Consta de tres naves de cinco tramos, divididos por pilares, con arcos de herradura apuntados.
De la primitiva iglesia, de planta rectangular, quedan cuatro tramos, fácilmente distinguibles del resto del conjunto del edificio, cuyos pilares llevan capiteles de inspiración románica, gótica y almohade, que sostienen cúpulas adornadas con motivos de lacería y restos de pintura. A los pies de la iglesia, la puerta del Perdón, arco apuntado abocinado de ladrillo apoyado sobre columnas de ladrillo.
La portada de la nave izquierda, llamada Puerta del Sol y hoy entrada principal a la iglesia, está construida en piedra. Sobre el dintel se sitúan dos discos de piedra decorados y una lápida funeraria de mármol, de etapa
visigoda.
A partir de 1475 se iniciaron las obras de reforma y ampliación de la cabecera de la iglesia, que duraron hasta finales del siglo XVI.
A esta fase corresponden el crucero y al ábside, que se cubren con bóvedas vaídas de casetones y de nervaduras.
La sacristía se realizó entre 1570 y 1583. Es de planta centrada y con una cúpula de gran belleza  arquitectónica.
El claustro, llamado Patio de los Naranjos, está situado a la derecha de la cabecera de la iglesia, de planta cuadrada y recorrido por arcos de medio punto que se apoyan sobre columnas de mármol. Se construyó a finales del siglo XV y ha sido reformado y restaurado en varias ocasiones.
La torre, situada a los pies de la nave izquierda, se levantó entre 1756 y 1778. Consta de cuatro cuerpos, el primero de piedra y los restantes de ladrillo. Su construcción está inspirada en la Giralda de Sevilla, por lo que popularmente es llamada “La Giraldilla”.
El retablo del altar mayor constituye una de las obras fundamentales de Alonso Cano.
Destacan en él la Virgen de la Oliva, considerada por muchos como la mejor figura conseguida por Alonso Cano, el Crucificado y las esculturas de San Pedro y San Pablo.
El sagrario del altar mayor, el de la sacristía y la hornacina donde está la Virgen de la Oliva son obra de Juan Santa María Navarro. De Juan Bautista Vázquez “el Viejo”, es el retablo de la Capilla de la Vela y la Virgen de la Peña que en él se encuentra.
En el aspecto pictórico, se puede destacar la pintura mural de San Cristóbal, fechada en el siglo XV, de autor desconocido y muy restaurado por su antigüedad. Otros detalles a destacar son las valiosas verjas y barandas, del siglo XVII, y la carpintería del XVIII así como las piezas de orfebrería que forman parte del tesoro que se encuentra en la sacristía.

Iglesia de Santa María de Jesús: Originalmente fue la iglesia del convento de la Orden Tercera de San
Francisco fundado bajo la advocación de Santa María de Jesús en el segundo cuarto del siglo XVI. Las obras
de la iglesia abarcaron desde esa época hasta el primer cuarto del siglo XVII, habiéndose reedificado y ampliado la nave del templo a finales del siglo XVIII.
A la primera etapa corresponden el presbiterio, la sacristía y la portada del muro derecho. El cuerpo
de la nave, reedificado a finales del XVIII, se cubre con una bóveda de cañón.
La sacristía, situada detrás del altar mayor, es de  planta rectangular. La divide en dos espacios paralelos un gran arco de medio punto decorado en yesería. Los dos espacios se cubren por medio de vigas de madera con azulejos de principios del XVII, cronología que hay que fijar para toda la sacristía.
A finales del siglo XVIII se abrieron en el muro izquierdo de la nave cuatro capillas, comunicadas
entre sí, que configuran una segunda nave. De esa misma etapa es el coro, situado en alto, a los pies de la
nave.
La portada del muro derecho, labrada en piedra, es de
principios del siglo XVII y posee en su tímpano un relieve de la Virgen con el Niño.

Iglesia del Convento de las Concepcionistas: Forma parte del mencionado convento, fundado en el segundo decenio del siglo XVI. La iglesia, de planta rectangular y con una sola nave, se construyó durante la segunda mitad de dicho siglo. El cuerpo de la nave se cubre con una bóveda de cañón reedificada en 1696.
La portada, situada a los pies y labrada en piedra, es de
finales del siglo XVI. Está formada por un arco de medio punto flanqueado por pares de columnas corintias que descansan sobre pedestales y que albergan en las hornacinas de los intercolumnios
esculturas en piedra de San Pedro y San Pablo. En el centro se sitúa una hornacina con una escultura en piedra de la Virgen con el Niño. A la derecha de la iglesia se encuentra la portada del convento, construida en 1726.

Iglesia de Santa María del Castillo: Iglesia de estilo mudéjar, edificada en el tercer cuarto del siglo XIV. Consta de tres naves, compartimentadas en tres tramos por arcos de herradura apuntados.
Presenta triple cabecera plana con capilla de planta cuadrada que se comunica con las naves a través de arcos de medio punto, en el caso de la central.
Las naves se cubren por medio de un artesonado de madera mudéjar restaurado distintas ocasiones desde 1717. A ambos lados de las naves laterales se hallan dos capillas de planta cuadrada que se abren a través de un arco apuntado. La puerta se sitúa a los pies de la nave central y está configurada por medio de un arco de herradura apuntado realizado en ladrillo.

Iglesia de San Francisco: Iglesia construida a lo largo del último cuarto del siglo XVI y principios del XVII y posteriormente ampliada a finales de este último siglo.
El núcleo primitivo lo constituye una nave rectangular,
cubierta con una bóveda compartimentada en cinco
tramos por medio de arcos decorados con yeserías del
siglo XIX. La capilla mayor está cubierta con una bóveda semiesférica. El coro se sitúa a los pies de la nave sobre una doble arquería de columnas de mármol que soportan arcos peraltados.
De principio del XVII es la capilla de San
Antonio, adosada al muro izquierdo de la nave, mientras que al muro derecho se encuentra adosada la capilla de Jesús Nazareno construida a finales del XVII. Junto a esta última se levanto en el siglo XIX la de Nuestra Señora de los Dolores.
La portada de los pies es de principios del XIX y delante de ella se sitúa un pequeño atrio en el que
aparece un Vía Crucis de azulejos fechado en 1775. Remata la portada una hornacina en la que figura una
escultura de San Francisco.

Capilla de la Vera Cruz: Iglesia de planta rectangular de una sola nave cubierta por medio de un
artesonado moderno de tradición mudéjar. Su fundación data de la primera mitad del siglo XVI, conservándose de esa etapa la estructuración general del edificio y la espadaña, situada sobre la fachada principal.

Capilla de Nuestra Señora de la Aurora: De
estilo barroco, su construcción se inició en los primeros
años del siglo XVIII, concluyéndose en 1717, año en que aparece fechada la portada. La iglesia es de planta
rectangular, con una sola nave de cabecera cuadrada a la que se accede a través de un gran arco de medio punto.
El cuerpo de la nave se cubre con un artesonado de la
época de la construcción de la capilla.

Capilla de Belén: Iglesia de planta rectangular con una sola nave fechable en el primer cuarto del siglo
XVIII.. El cuerpo de la nave se cubre con una artesa de madera de tres paños, de la época de construcción del edificio y la capilla mayor con una bóveda de cañón.

La proximidad a la desembocadura del Guadalquivir, la ubicación entre la marisma y la campiña, hacen de Lebrija un itinerario constante en el recorrido de numerosas aves migratorias, además de contar con una rica flora y fauna autóctona. Lebrija dispone de enclaves tan peculiares como la propia marisma, el complejo endorreico Lebrija – Las Cabezas o las primeras estribaciones de la Sierra de Cádiz, con Gibalbín como telón de fondo. Un paisaje salpicado de los cultivos de la triada mediterránea, donde el trigo, las vides y el olivar , se verán acompañados del cultivo del girasol en tierras de secano, y tomate, algodón y remolacha en zonas de regadío. Una agricultura que se desarrolla como motor económico de la localidad. 

El Complejo endorreico Lebrija – Las Cabezas se desarrolla en una zona con pendientes suaves donde las aguas corren sin una salida natural a un río, al mar, …; suelos de naturaleza impermeable que favorecen el encharcamiento y un régimen climático de semiaridez. 

Las lagunas del término municipal de Lebrija pertenecientes a este Complejo son: Cigarrera, Galiana, Peña y Pilón.

Todas las lagunas se encuentran situadas en fincas de propiedad privada y de explotación agrícola, principalmente de cultivos de secano. 

Vegetación Perilagunar.

En la mayoría de las lagunas, la vegetación se ha visto fuertemente impactada por la acción del hombre. 

La Cigarrera es la que presenta el cinturón mejor conservado. Destaca en ella la presencia de un extenso tarajal, distribuido por toda la periferia de la laguna. Junto al taraje aparecen diversas especies como juncos, carrizos y plantas subacuáticas. 

En la laguna del Pilón es la enea la especie más abundante, encontrándose también algunos pies aislados de tarajes en las zonas más elevadas, así como juncos y carrizos, aunque sin llegar a formar manchas definidas. Las plantas subacuáticas más corrientes son myriophillum, najas marinas y potamogetum sp.

La laguna de la Galiana desarrolla en su vaso lagunar una pequeña comunidad de carrizos, mientras la periferia se halla altamente degradada. Las zonas más elevadas de encharcamiento periódico, se encuentran cubiertas por pastizal de porte bajo, salpicado por especies herbáceas de mayor altura. 

La Peña, con vegetación también degradada, conserva algún pie aislado de taraje, un pequeño grupo de eucaliptos en el margen oriental y pastizal en las zonas altas. 

Importancia Ecológica. 

La importancia de estas lagunas radica en el hecho de ser lugar de descanso para las aves que realizan migraciones entre el continente africano y el europeo; y de invernación y cría de numerosas especies de aves acuáticas. Además poseen los valores medioambientales propios de las zonas húmedas (paisaje, vegetación…). 

Lebrija cuenta con un amplio abanico de artesanos, como la Alfarería de Juan Sebastián López, la Guarnicionería Dorantes, Forja Lebrija, Cerámica Artística Lebrijana, entre otros muchos. Cuenta además con una gran riqueza gastronómica, una amplia red de bares y restaurantes con servicio de platos típicos como los caracoles y las cabrillas. Cabe destacar también la labor que está desarrollando Domi Vélez con la elaboración de panes artesanales y su predilección por el uso de la masa madre en el Horno Vélez. En este ámbito de la gastronomía debemos reconocer la trayectoria y la importancia del vino, destacando bodegas como las Bodegas Halcón, antigua bodega Marqués de San Gil, con reconocidos y premiados caldos, la Bodega González Palacios, con reconocimientos nacionales e internacionales o la tradicional Bodega Andrés Ahumada, popularmente conocida como el Chocazo.